MAESTRO
POR UN DÍA
Es viernes, son las siete en punto de la
mañana, como de costumbre suena el agobiante ruidito de un despertador,
sobresaltada por este me decido a levantarme de la cama, me sentía distinta a
otros días, pero al ser viernes pensé que era normal que el cansancio me pesara
más de lo habitual.
Fui al cuarto de baño, sin más preámbulos me
duché rápidamente, al salir de la ducha miré el reloj, solamente me quedaba un
cuarto de hora.
Todo en casa era muy extraño nada estaba donde
tenía que estar y no sabía qué hacer, me estaba volviendo loca, ¿o tal vez era
un sueño bastante real?
Al salir de la ducha me miré al espejo, no
era la de siempre, me sobresalté, era la viva imagen de mi profesora, me empecé
a preguntar muchísimas cosas, todas alrededor de una sola pregunta. ¿Qué había
pasado?
Mi oficio ideal era ser profesora, sí, pero
no de esta manera, pensé que a pesar de todo debía seguir con mi rutina y
presentarme en el colegio como si nada, dejar que el día pasase y después ya se
vería qué hacer con este tema.
Mi profesora tenía coche, pero debido a mi
corta edad real, pensé que para mi salud y para la de los demás peatones sería
más conveniente que cogiera el autobús para llegar a mi lugar de trabajo
provisional. Al llegar, todo funcionaba con total normalidad, la normalidad con
la que se puede mirar desde el punto de vista de alguien que ha cambiado de
cuerpo y ahora era otra persona físicamente, pero ella misma en espíritu. Al
entrar por la puerta me di cuenta que si realmente era mi propia profesora
debía ir a dar clase a mis propios compañeros. Estaba nerviosa, no sabía qué
hacer, dar una clase es mucho más difícil de lo que parece, gracias a dios hoy
teníamos examen de álgebra y únicamente debía repartir los exámenes y explicar
las dudas a los niños que lo necesitaran, se me daba bastante bien ese tema así
que no tuve dificultad para explicarles lo que no entendían. Tras esa clase el día
fue bastante tranquilo, no había mucho que hacer ya que tercero y cuarto aquel
mismo día tenían una excursión, mi único trabajo fue, a primera hora como ya he
comentado explicar dudas y solamente me quedaba la media hora de patio que a mi profesora, es decir a mí, me
tocaba hacer guardia, en aquella media hora me sorprendió algo, mi yo físico se
me acercó y me preguntó quién era, solamente con esas sutiles palabras que salieron
de mi propia boca, por así decirlo me di cuenta que la que realmente estaba
hablando era mi profesora, a la que llevaba un día “imitando”.
Me sorprendió mucho aquello, al acabar la
mañana ambas decidimos hablar a escondidas de toda la muchedumbre del colegio;
así que quedamos en la esquina del callejón para discutirlo.
Llegamos a la conclusión que las dos
necesitábamos saber cómo era realmente ponerse una en el lugar de la otra y que
realmente tanto ser mayor como ser una pequeña alumna era complicado.
Tras acabar esa conversación hubo un momento
incómodo en el que las dos nos abrazamos, fue raro, ya que no es muy normal que
una profesora y una alumna de esta se demuestren cariño mutuamente, pero está
claro que tanto una como la otra necesitábamos ese abrazo, ya fuese como
despedida o para tener la opción de volver a nuestros respectivos cuerpos otra
vez.Sí tras ese abrazo las dos nos volvimos a cambiar.
Aún a día de hoy, cada vez que nos cruzamos
ambas sabemos en lo que estamos pensando, cada vez que nos vemos sabemos lo que
estamos pasando cada una, por mucho que todos crean que ser profesora es fácil,
hay momentos, por duros que sea hacer deberes o aplicarse en los exámenes que
todo lo que hacen es por nuestro bien, y se tiene que pensar que tampoco es
fácil saber como explicar dudas, como controlar a treinta niños y niñas para
que te escuchen y aprendan de lo que les estás inculcando, como aconsejar sobre
la vida misma.
A veces a los profesores únicamente los
catalogamos por su profesión y nos olvidamos del ser humano que llevan dentro
que en muchas ocasiones nos sirve de gran ayuda.
Diana Pérez 2n ESO B
Maestra por un día
Por fin me han concedido mi gran ilusión,
ser maestra por un día.
Lo que yo pienso es que todos los alumnos me harán caso,
y que no tendré que hacer deberes ya que de pequeña nos pasábamos el día
trabajando, haciendo deberes, aburriéndonos, y no nos dejaban hacer nada!
Al entrar una joven me acompañó a mi aula correspondiente,
la materia que me tocaba era sociales. Todos estaban atentos mirando como
entraba una nueva profesora a la clase, me sentí un poco intimidada ya que
todos los ojos tenían dirección hacia mi.
Me presenté, y les pedí que dijeran sus nombres para
hacerme una idea de cómo se llamaba cada uno, todo iba genial hasta que comencé
a explicar la primera lección, me parecía aburrida hasta a mí, hablaba sobre la
revolución francesa, pensé hacia mis adentros: que aburrimiento, fue entonces
cuando entró una profesora que me trajo un montón de papeles, había por lo
menos 80 hojas, le pregunté qué era y me explicó que eran exámenes que tenía
que corregir sobre la lección que estaba explicando.
Cuando acabé con
mis alumnos me puse a corregir, ¡Yo que pensaba que no tendría que hacer nada!
Mi idea sobre los alumnos cambió de repente cuando se
pusieron a gritar como locos tirando papeles, que esperaba ¡tienen 14 años!
Empecé a sentirme como creo que se sentían mis profesoras cuando nos poníamos
así en clase, debíamos ser realmente insoportables, por fin las entiendo
¡pobres de ellas y pobre de mí!
Por fin aquella clase había terminado de una vez, una
miserable hora convertida en un año para mí, realmente no quiero volver a ser
profesora.
Carla Roldan 2n ESO B
Maestro por un día
Si yo fuera maestro, lo sería de matemáticas
porque ahora me gustan bastante.
Intentaría explicar las cosas de una forma que
a mis alumnos les guste mi manera de dar clase y no quedar como un profesor
aburrido al que nadie le gusta hacer clase con él.
Y cuando acabáramos el temario, si no tenemos
nada mejor que hacer, haría juegos y cosas divertidas siempre que no haya nada
que hacer.
Lo que nunca haría es tratar de fastidiar al
alumno con controles sorpresa o con cosas completamente inútiles, haría
explicaciones con preguntas intercaladas para que la gente no se durmiera ni
desconectara. También daría pequeños premios por responder bien, por ejemplo:
por cada cinco preguntas respondidas bien un positivo y por cada cuatro
respondidas mal un negativo.
Yo no pondría demasiados deberes ya que la
mayoría los intentaría hacer en clase y si no los podemos acabar entonces si
que los pondría de deberes, pero en esa ocasión no pondría demasiados
ejercicios, sobretodo si hay exámenes o globales.
Yo odiaría que me hablasen de una manera
formal, preferiría que me hablasen como a un amigo.
Pero sobretodo nunca le cogería manía a
ningún alumno y trataría que ningún alumno me cogiera manía a mí.
David Roman 2n ESO C
MAESTRO POR UN DIA
Hoy, 14 de marzo, era un día diferente a los demás porque
tenía una entrevista en una universidad para hacer de profesor de mates de los
Estados Unidos. Es decir que si me cogían me tenía que ir del país pero la
entrevista me la hacían en mi ciudad, cerca de mi casa
Me desperté a las 6 de la mañana, me duché y almorcé una barra de pan, con jamón serrano
dentro. Al acabar de almorzar me fui ha hacer la cama.
Cuando finalicé las tareas de casa me fui directo a la
entrevista.
Estaba muy nervioso para ver si me cogían. Al cabo de 5 minutos de
caminar, llegué a la puerta de la oficina donde habíamos quedado.
Me encontré con el señor Harrinson, un hombre bastante
alto, (un metro 85) ,con gafas, calvo y muy simpático.
Nos saludamos y entramos para una sala. Allí dentro,
hablamos sobre el trabajo, le entregué mi curriculum y se lo leyó pausadamente.
Al acabar de leérselo me estuvo haciendo un buen rato unas preguntas sobre
dónde había trabajado antes, como me habían tratado, si estaba a gusto…
Al final de la
entrevista le pregunté que cuánto me pagarían. Acabé la entrevista y estuve muy
contento.
Pasaron dos semanas y el señor Harrinson me llamó para
decirme que le había gustado mucho, que me contrataban. Fue un momento muy
emocionante para mí.
Como que me habían cogido, quería decir que me tenía que
ir a Estados Unidos.
La conversa que tuvimos por teléfono me dijo que en dos
semanas tenía el vuelo para irme.
Me fui, y estuve 30 años en ese colegio porque me gustaba
mucho y mi jefe estaba muy contento
conmigo
Ferran Majadas 2n ESO A
MAESTRO POR UN DÍA
Riing, riing, sonó el despertador aquel día como
cualquier otro, eran las siete de la mañana y yo, como de costumbre sin ganas
de levantarme, pero era mi obligación.
Yo era un profesor de secundaria, y daba clases a los
niños de segundo de la ESO,
mi asignatura era enseñarles castellano a mis alumnos, unos muy despistados,
otros muy atentos y la mayoría que no paraban de hablar.
Así que cogí el coche y rumbo hacia el instituto, a
primera hora me p tocaba a los niños del B, todo el día despistados y sin
hacerme caso a nada.
Como siempre iba muy desilusionado. En esa clase mandé
deberes el día anterior y como siempre muchos no los tenían hechos, una montaña
de agendas para poner notas, que palo…
Ya no tenía más clases hasta después del patio, por lo
menos descansaría de esos niños que me ponen de los nervios, pero esto no había
acabado ahí, después del patio tenía que ir al C, donde pasaban de todo. Ese día fue muy raro todos habían
hecho los deberes y ninguno hablaba más de la cuenta, que raro…
Llegó el mediodía, comí, y volví al colegio, esto si que
sería lo peor clase con el A…, Comenzó la clase, empecé a explicar cosas sobre
la poesía, comencé a copiar un poema en la pizarra, y de repente noto algo que
me golpeaba mi espalda, era un avión de papel, con unas letras grandes que
ponían, el profesor es un plasta, yo me cabreé y dije quien haya sido que se
levante o toda la clase será castigada por su culpa, nadie se levantó y dije,
muy bien para mañana quiero que todos copiéis mil veces no volveré a tirar un
avión de papel al profesor.
Todos quejándose, y diciendo, que salga quien haya sido!,
y vi a un niño, muy chulito, el más chulo de la clase, por su cara ya supe que
había sido él, le dije oye Fernando dos mil veces me copiarás, soy un niñato, y
no le tiraré más aviones de papel al profesor. Ese día me quedé muy satisfecho,
por haber cogido quien había sido y que se llevase un buen castigo.
Pol Castellano 2n ESO B
MAESTRO POR UN DIA
Si yo fuera maestro por un día, no me gustaría ser tutor,
antes preferiría ser profesor de tecnología, porque me gusta la tecnología y si
me esfuerzo podría explicar el tema muy bien.
A mi me daría igual que los alumnos comiesen chicles o
caramelos en clase, es que no entiendo porqué está prohibido.
Y me gustaría ser ese tipo de profesor que no da broncas
y ser bromista, porque no me gusta estar
siempre soltando broncas a los alumnos, pero creo que hay algunos que se lo
merecen constantemente y nunca aprenden y se lo tienen bien merecido.
Tampoco me gustaría que me hablasen de usted, me gustaría
que me llamasen profesor y no usen mi nombre de pila, eso me enrabiaría
bastante.
Al final de cada tema haría un control, pero el tema me
lo darían todo junto a final de trimestre con el global, que este lo haría
largo y difícil porque estudien mucho.
Oriol Gonzàlez 2n ESO A
MAESTRA POR UN DIA
Soñando, soñando, se hizo realidad.
Ese lunes fue especial, no era como otro más.
Me desperté diferente, no parecía yo, era un lunes especial.
Me desperté y como cada día fui al baño a lavarme la cara. Me eché agua en
la cara y la cosa es que yo era más alta que el espejo, cosa rara, porque yo
soy pequeñita. Pensé que había crecido durante la noche, pero tanto no.
Bajé las escaleras para ir a la cocina a desayunar. Encontré una taza de
café y una tostada encima de la mesa pequeña y una nota.
La nota era de mi marido! Yo pensé, no puede ser, yo tengo 15 años pero
de repente me empecé a mirar; mi cuerpo era mucho más grande de lo que yo
recordaba. Mis manos eran enormes y mis pies también. Tenía el pelo muchísimo más
largo de lo que yo recordaba.
Me comí la tostada y me bebí el café y
al final leí la nota.
En la nota ponía: Cariño, que tengas un buen día en la escuela, besos.
Supuse que yo era maestra, como siempre había soñado.
Cogí lo primero que vi en el armario y corriendo me vestí para poder llegar rápido a la escuela.
Al bajar al garaje encontré un Fiat 500 blanco, el de mis sueños, Las
llaves estaban en la guantera, las cogí y empecé a conducir, cosa que me salió
sola.
Al llegar a la escuela encontré la sala de profesores, busqué mi
taquilla y encontré mi agenda con todo el día planeado.
Tenía clase de inglés, matemáticas, biología, química, física y lengua.
Lo más gracioso es que un alumno se dejó los deberes, así que llegó el
momento clave. La hora de poner la nota
en la agenda, me sentía mal por el chico porque le iban a regañar en casa, pero
también me sentía bien conmigo misma, era justo.
Al acabar la escuela me dirigí al supermercado, después al dentista y
finalmente a casa. Pasaron las horas y llegó la hora de ir a dormir.
Todo fue un lunes más de mi vida de adolescente.
Laura Solano 2n ESO C
MAESTRO POR
UN DÍA
Me levanté sobre las 8 de la mañana, muy contenta
por conocer a los alumnos de sexto de primaria donde haría clase solamente un
día, y también muy ilusionada por hacer cosas divertidas en la clase con los
niños y niñas.
Yo era una chica joven de 25 años, me
gustaban mucho los niños y pasar un día en un colegio diferente me emocionaba.
Llegué, y los alumnos me recibieron muy bien,
se preguntaban porque no vino la profesora pero simplemente no vino porque tenía
que irse a una reunión y nadie podía substituirla, por eso me llamaron a mí.
Pensé de hacer una clase diferente, no como
las de siempre, y así desconectar todos un poco de los estudios. Fui a la
clase, acompañada por la directora, ella me presentó y les dijo que venía a
hacer una substitución por un día.
Cuando se fue la directora empezamos la clase
preguntando como se llamaban cada uno, para conocerlos un poco.
Más tarde pusimos música en el ordenador y
proyectada la letra en la pantalla digital, hicimos un karaoke.
Después quisieron jugar a diferentes juegos,
fuimos al patio y con música acompañada jugamos al pañuelo, al pilla-pilla, a
matar…
Finalmente decidí hacer algo de clase normal,
porque si no la directora no me llamaría nunca más para hacer una substitución
o para encontrar trabajo en esa escuela siendo maestra en cualquier curso.
Los alumnos muy ilusionados por tenerme ese
día, se despidieron con el pensamiento de que querían que volviera otra vez.
Cristina Burgos 2n ESO A
MAESTRA POR UN DIA
Yo si fuese maestra me gustaría ser de
plástica , porque creo que es una asignatura divertida donde los alumnos pueden
desconectar y descansar un poco de estudiar; aparte es una cosa que puede
servir de decoración y en el futuro podría servir para las decoraciones de la
casa o piso y también sirve para estimular la creatividad de la persona.
Mi primera clase sería con una pequeña
descripción de cómo serían las clases en esta asignatura y enseñaría dibujos de
los que aprenderían a hacer en este curso y también advertiros que aunque
puedan hablar un poco, que no se pasasen porque también es una asignatura y
también hace media en el curso para pasar de éste o no.
También querría saber más de ellos, así que
les pediría que por número de
lista y después les diría que dibujasen un
dibujo que quisiesen para saber cómo dibujan y qué tipo de dibujo les gusta
dibujar y saber como son.
Mientras tanto iría haciendo una demostración
del próximo proyecto que haríamos en las próximas clases.
Al final de la clase diría en que proyectos
participarían por la escuela y que material tendrían que usar para el próximo
dibujo.
Júlia Fontanet 2n ESO A